Ella es un gran ejemplo para otros, que aunque uno no pueda ver o escuchar, los colores y
las formas van a salir de sus dedos para plasmar belleza y compartirla con otros.

Mi nombre es Lucía Iglesias, profesora de arte hace más de 30 años.

Hoy quiero hablar un poco de Lyli Davies. Ella tiene 84 años. No ve del todo bien y no escucha nada. A pesar de eso, la pintura y el dibujo fueron su impulso principal para seguir adelante. 

La conocí en abril del 2016. En ese momento, veía un poco mejor y escuchaba algo. Ahora no oye nada. Ayudándome de una pizarra y marcadores, podemos entendernos. Ya que por el tapaboca no puede leerme los labios. 

A pesar de las tristezas o avatares de la vida (tuvo varias caídas en estos años), ella encontró en el arte una manera de expresión. Poder pintar lo que no se puede decir, sirve para expresar sentimientos, dudas, miedos o alegrías. 

Vive con su hijo, fabricante de cuerdas de guitarra, conocido entre los músicos. Ella misma hasta hace poco ayudaba a guardarlas en sobrecitos. 

Lo más lindo que Lyli me dijo fue que se había divertido en la clase. Hacer algo con sus manos, dentro de sus limitaciones, la ha ayudado a tener un propósito. No sólo es por diversión. Ella es un gran ejemplo para otros, que aunque uno no pueda ver o escuchar, los colores y las formas van a salir de sus dedos para plasmar belleza y compartirla con otros. 

No hay excusas, todos pueden hacerlo si se lo proponen. Y la satisfacción de la tarea cumplida, es el premio por no bajar los brazos, ni aislarse del mundo ante un impedimento físico. 

El talento solo no sirve para nada… la perseverancia y la constancia, pueden llevar más fruto. 

Lucia iglesias
Profesora