“Resulta que también tengo discapacidad motriz y visual y encuentro obstáculos…”

Esta nota periodística está escrita a modo de crónica muy personal, aunque sabiendo que lo que me afecta a mí también afecta a muchas otras personas.

Hablo de las dificultades que estamos teniendo muchas personas con discapacidad con las aplicaciones como Cuidar, ATP, MI AFIP, ANSES o Mi Argentina. Hablo desde dos lugares: el de usuaria perjudicada y el de experta reconocida por otros expertos en diseño para todos, que después voy a explicar mejor lo que es, pero que en síntesis quiere decir que cualquier herramienta, espacio, servicio u objeto debería estar diseñado para que ninguna persona encuentre barreras para usarlo, sea por sus condiciones físicas o tecnológicas.

Ejemplo de un objeto bien diseñado para la vida cotidiana: una tijera que puede usarse lo mismo con la mano derecha que con la izquierda y para distintos tamaños de dedos. Un objeto mal diseñado son las perillas de puerta que son redondas y que nos obligan a utilizar las manos, mientras que un picaporte largo puede ser accionado con el codo y resulta más adecuado para estos tiempos de pandemia, para llegar a casa con un montón de bolsas en las manos o para una persona que no puede mover bien las manos. Otro ejemplo de cosa mal diseñada son esos bancos de las escuelas que no son cómodos para nadie.

Bueno, yo trabajo enseñando e investigando sobre eso, sobre cómo diseñar mejor, especialmente en Internet.

Resulta que también tengo discapacidad motriz y visual y encuentro obstáculos cuando trato de validar mi identidad y demostrar que no soy un robot. También para sacar permiso para tramitar un permiso para acudir a mis tratamientos médicos presenciales y urgentes.

A ver si me acuerdo de todas las dificultades que he tenido, pero para dar una idea, aquí van algunas: Estoy recién operada de los ojos, entonces no solamente veo mal, sino que me duele cuando fuerzo la vista. Necesito el permiso para que el cirujano me trate hasta que los ojos sanen y me puedan hacer anteojos. Seguiré viendo mal, pero no me va a doler. Pero para conseguir ese permiso, necesito copiar el número de trámite que aparece en el DNI, cuyo tamaño es minúsculo. Eso hay que hacerlo cada vez, la aplicación no guarda los datos.

No hace falta tener una discapacidad visual grave, como yo, ni estar recién operada. Cualquier persona con un poco de presbicia va a tener problemas. Y después va a escuchar que el problema es su edad, que no está acostumbrada a la tecnología, que le falta alfabetización digital, no que ese programa está muy mal hecho. Y por ahí hay mucha gente que se lo cree, que encima se siente mal por no saber hacerlo. Yo me hice copiar en enorme el dichoso número, con ayuda, pero resulta que al final del trámite está esa cosa llamada «captcha» y que son unas letras distorsionadas muy difíciles de ver o unas fotos donde hay que identificar cuáles tienen palmeras, camiones o marcianos verdes, lo que significa que tengo que pedir ayuda cada vez.

Sí, tengo amigos que me pueden ayudar.

Pero no se trata de eso, se trata de que por obligación legal (Ley 26 552 y 26 653, promulgadas en 2010) los sitios de Internet que sean públicos tienen que ser accesibles, o sea, libres de barreras según pautas internacionales. Si entran al sitio de www.argentina.gob.ar, hay un apartado titulado «accesibilidad» que explica que el sitio cumple dichas normas, (https://www.argentina.gob.ar/acerca) ofrece un enlace donde las explica, actualizadas para la tecnología de hoy y ofrece un apartado para reclamar. Yo lo hice. Recibí un mensaje de correo con una copia de mi reclamo y nada más.

Pongamos que haya logrado salir, ir al médico sin que me pidieran el permiso que no pude sacar, pero que la Obra Social se niegue a darme las prestaciones que el médico pidió. Entonces necesito hacer un reclamo a la Superintendencia de Seguros de Salud. Para hacer un trámite virtual o pedir un turno tengo que validar mi identidad, creo que en la aplicación «Mi Argentina». Me dice que me ponga en un lugar iluminado, sin anteojos y con el pelo recogido.

Después, unas ilustraciones auditivas (suerte para mí, que sin anteojos veo peor todavía, pero un obstáculo insalvable para una persona sorda que vive sola.) me dice que acomode mi cara en el círculo hasta que el borde se pinte de verde. Por supuesto, tampoco distingo ni el círculo ni la línea verde, pero después de un tiempo lo consigo. Entonces me indica que guiñe un ojo, pero ya tengo un ojo que está cerrado siempre de puro estropeado que está. Por suerte, después me dice que cierre ambos ojos y esa sí que me sale. Que mueva la cabeza. Mis vértebras cervicales, que ya venían medio retorcidas por tanto examen ocular, se quejan bastante. Que sonría. Muestro los dientes sin mucha alegría. Que espere a escuchar un sonido que nunca llega. Pienso otra vez en mi amiga sorda, que por suerte decidió emigrar. Ya pasó más de una hora.

Díez intentos después…

Me dice: «No ha podido ser validada su identidad porque el teléfono debería permanecer inmóvil.»

No es un teléfono, es una tableta, la más grande que encontré. Pero resulta que me tiemblan las manos. Eso también viene de fábrica, pero además me tiemblan de rabia y frustración. No lloro porque ya me duelen mucho los ojos. Hablo con la ANDIS, la agencia Nacional de Discapacidad. Me dicen que ya presentaron reclamos, que tuvieron reuniones, que presentaron propuestas para el ex Ministerio de Modernización, que es la dependencia que debería ocuparse.

Pero no ha pasado nada.

No hace falta aclarar que hacer una recomendación de cómo mejorar una política pública y ofrecer herramientas y recursos humanos para avanzar en esa dirección, no es lo mismo que ser contrera y querer criticar por el solo gusto de criticar. Que sabemos dónde estamos y lo que queremos lograr. Hay un material de la OEA sobre el particular, que explica que las personas con discapacidad, las personas mayores, migrantes y otros grupos en situaciones de vulnerabilidad tienen mayores riesgos en esta pandemia. Que uno de esos riesgos es no poder acceder a la prevención ni a la atención temprana en salud porque la información y las herramientas no son accesibles.

Dice el texto de la OEA:
«En el marco de las políticas de información y comunicación:

Toda la información sobre salud pública antes, durante y después de la emergencia debe ser difundida en una diversidad de formatos accesibles para las personas con discapacidad y al mismo tiempo y por los mismos canales que se entrega la información al resto de la población, de manera constante. Esto implica que toda la comunicación audible debe ser traducida a medios visuales (lengua de señas, subtítulos), y toda la información visual que se transmite, debe ser traducida a formatos auditivos, tales como la audio-descripción, audio-texto, comunicación aumentada y otros formatos alternativos de comunicación. Debe haber versiones en lenguaje sencillo, pictogramas, infografías, para personas con discapacidad intelectual o neurodiversas.

La traducción en lengua de señas debe ser realizada por profesionales capacitados y neutrales, reconocidos por la comunidad sorda del país, que estén junto a las autoridades que están informando o que ocupen espacio similar y paralelo en la pantalla de televisores. Recuadros pequeños no son efectivos.

Es importante considerar que la comunidad sorda es hetereogénea, y por ello, subtítulos y lengua de señas para informar en situaciones de emergencia deben usarse conjuntamente

Poner a disposición de los servicios públicos y de las personas con discapacidad, tecnologías de la información y la comunicación (TICS) y tecnologías asistivas que favorezcan la comunicación y la autonomía de la persona en situaciones de emergencia, tales como videochats para el uso de intérpretes en los servicios médicos, aplicaciones celulares para detectar contagios, para indicar ubicación, para llamar a emergencias, programas para describir entornos a personas ciegas, para leer etiquetas, entre otros.

Respecto de las personas mayores y el acceso a la información, recomienda: «Facilitar información precisa y adecuada a las personas mayores para la toma de decisiones y evaluación de las situaciones de riesgo sanitario y social.

Esto implica que se tomen todas las medidas posibles que permitan incluir a las personas sordas, con dificultades auditivas, deterioro cognitivo o baja comprensión mental.

Es deseable que esta nota sirva para que esta situación tan simple de resolver, pero que genera tantas complicaciones, se resuelva lo antes posible.

Paula Maciel Balbínder
Periodista