“La comunicación es una herramienta para el cambio social, es prioritario profundizar la participación y la vida democrática en nuestra sociedad”

GÉNERO: Es el conjunto de características sociales, culturales, y económicas que las diferentes sociedades asignan a las personas de forma diferenciada como propias de varones o de mujeres. Son construcciones socioculturales que varían a través de la historia y se refieren a los rasgos psicológicos y culturales y a las especificidades que la sociedad atribuye.

     Los profesionales que trabajamos en el campo de comunicación podemos mejorar sustancialmente la calidad del debate sobre la promoción y protección de los derechos de las personas con discapacidad (PCD) La comunicación es una herramienta para el cambio social, es prioritario profundizar la participación y la vida democrática en nuestra sociedad. Cuando pensamos en la vida ciudadana, pensamos en el derecho de hablar y ser escuchado; de ser visible en el espacio público, lo que equivale a existir socialmente, como individuo y colectivamente.

     El tratamiento de temas inherentes a la vida plena y el reconocimiento como actor social, deben ser eje transversal de todas las temáticas que incluyen la salud, educación, esparcimiento y recreación de las PCD.

     La falta de abordaje de estos temas atenta contra la integridad física y emocional, por ende cultural, en las distintas etapas de la vida e impactan negativamente en ellos. Es por eso que, acorde a la normativa vigente, nos hemos propuesto fortalecer de manera conjunta y en red, las participaciones desde distintos ámbitos; para garantizar las buenas prácticas en la transmisión e información, que el ejercicio periodístico demanda.

     De este modo podremos fortalecer una construcción sociocultural y fomentar un sistema de representación, con valores y prácticas que son propias en una comunidad. En igualdad de trato, sin discriminación, procurando la accesibilidad teniendo en cuenta las diferencias individuales. Inclusive perspectiva de género, evitando la reproducción de esquemas sexistas que estereotipan e invisibilizan a mujeres y niñas. Con respeto a la dignidad y autonomía humana, incluida la libertad de tomar sus propias decisiones. Que fomente la protección contra la violencia, la explotación y el abuso. Enfocados en poner fin a toda agresión física, verbal, económica o psicológica a fin de acelerar un desarrollo sostenible y empoderar a la mujer. Y por sobre todo tener en cuenta que las PCD son un colectivo de “personas vulnerables”, acorde a lo establecido en el Plan Nacional de Discapacidad, 2017-2022. Decreto Nº 868/2017 

    Si tomamos en consideración los llamados por violencia de género, un 3 % corresponde a mujeres con discapacidad de 61 años de edad en adelante. Tratándose de violencia psicológica, física o económica. Es decir que el abuso es doble, ante la situación de indefensión, por ser discapacitada y por su género.

     Históricamente, desde los sistemas políticos, religiosos, educativos y sociales se ha dado una concepción hegemónica a partir de la ideología dominante del Estado. La exclusión de personas, directa o indirecta, de la participación ciudadana y de opinión obtura o facilita su aporte en la construcción de la cultura en la sociedad en que viven.

    El término “diversidad” no es nuevo, y en lo que respecta a las mujeres, en nuestro país, su afirmación y reivindicación son un hecho, un proceso de cambio y transformación continua, que logra, junto a otros, ocupar distintos espacios públicos de discusión, así como el privado. Haciendo visible la antigua hipocresía de algunos, que todavía amparados en el antiguo binomio poder/sometimiento, quieren imponer su voluntad, reflejada en prácticas sociales caducas. Este intento de negación de la igualdad nos interpela a todos, para que, desde los distintos ámbitos las intervenciones fomenten la recuperación de la identidad de la mujer discapacitada, no como signo de debilidad o de necesidad de protección, sino en el de un nuevo conocimiento de sí misma. Recuperando su importancia, dignidad y particularidad. Esta nueva percepción se enlaza con la identidad colectiva, como un lazo integrador en repudio de ideologías y estereotipos que las victimizan.

    Este compromiso hará viable una sociedad más justa, democrática y equitativa en la que todos y cada uno podamos construir nuestra propia identidad y traspasar toda dificultad y frontera levantada entre hombres/mujeres y discapacitados/discapacitadas.

 

Mónica Adriana Ghisolfo
Asesora Cultural